Capítulo 12
Libre
Libre
Seguramente no es la primera vez que vivo algo similar ni desgraciadamente será la última, pero no por ello voy a hacer como si nada pasara. Ya estoy hasta la coronilla (frase que le pertenece al refranero popular y también a los Aterciopelados) de intentar encajar en un molde que desde todos los ángulos existente no deja de ser circular mientras mi figura sigue siendo cuadrada (es una forma poética de describir lo desencajado que me siento. No se permiten chistes al respecto). A la vista está que haga lo que haga nada hará cambiar la vara con la que se me medirá. Toda esta crisis emocional se ve potenciada por el mes y medio que llevo sin un trabajo que genere un ingreso constante. Trabajo que cada vez se hace mas y mas difícil de encontrar debido a el remolino de quiebras, bancarrotas, burbujas explosivas y deudas multibillonarias que como un vendaval sacude a países pobres, ricos, riquísimos, poderosos, débiles, grandes y pequeños gobernados por muy diversas políticas y con historias muy diferentes. Pensar que hace ya más de diez años huí de un país tercermundista en busca del primer mundo que terminó convirtiéndose en esto que ya todos conocemos. Es aquí donde me pregunto si no seré yo quien ocasionó de alguna manera todo este desastre a nivel mundial que arrastró a los Estados Unidos, país que fue uno de los mas prospero y deseado. Pero bien, me consuelo con el famoso “ya se sabe que nada es para siempre”. Aunque no estoy aun muy convencido de ello debido a la larga e ininterrumpida racha de malos ratos que desde hace décadas vengo viviendo. Una vez mas y con el afán de auto convencerme me digo y me repito hasta el cansancio que desde nuestra propia existencia, que tiene fecha de nacimiento y vencimiento, hasta los procesos históricos que han visto nacer, desarrollarse y extinguirse a grandes imperios, todo es perecedero. Cayó Grecia, cayó Roma, cayó la monarquía absoluta de Francia y cayeron los poderes colonialistas de España, Inglaterra y Holanda; cayeron los zares y sus siglos de poderío, Hitler y Mussolini con su nazi-fascismo, Stalin y luego la perestroika, y el muro de Berlín; emergió China como gigante económico, desaparecieron las dictaduras de la Europa del Este y los militares de América latina, cayó el apartheid y Mandela pasó de la celda a la Casa de Gobierno. Esto ya lo sé, me digo. Nada es eterno, por lo tanto es cuestión de encogerse de hombros y decir: ¡Bah! ¡Esto es pasajero!, así como Europa seguirá siendo Europa y Estados Unidos será Estados Unidos, así todo lo que estoy viviendo (hace años) terminará y dará paso un periodo de vacas gordas (otra cita que no me pertenece, es bíblico, no sean burros) Sí, todo bien, pero, (siempre hay un pero) yo me pregunto ¿cómo quedará Europa? ¿Cómo seguirá Estados Unidos? Porque una cosa son crisis como la de los años 30 o las de posguerra, tanto en América como en el Viejo Continente, y otra muy distinta es esta situación actual que lleva a peligros de default, palabra sólo aplicada diez años atrás a países subdesarrollados que figuraban diariamente en la picota mediática como ejemplos bochornosos para no seguir, por errores atribuidos a la corrupción y el desorden administrativo propios de territorios poco confiables y sin seguridad financiera. De más esta decir que son preguntas que aun no logro responderme. Y si no he logrado aun encontrar las respuestas (si se preguntan si consulté a Google, la respuesta es afirmativa) a esas preguntas “simples” ¿cómo voy a encontrar la salida a mi situación cada vez más complicada? Que nada tío, joder. Que seguiré pensando que esto es solo pasajero, aunque ya lleve toda la vida en ello. Tal vez la muerte sea la que lleve a la verdad y todo el mundo conoce la famosa frase (bíblica) y la verdad nos hará libre.
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