Capítulo 8
Me ha costado tanto parecerme a mí
Me ha costado tanto parecerme a mí
No es una frase que me pertenece. Que de quién es? Lo tendrán que averiguar. Me encontré frente a ella mientras leía un reportaje que “La Nación” le hizo a la Gran Chavela, La Vargas, y no pude sacármela de la cabeza durante todo el día. Día, que vale la pena decir, fue de malas. Comenzó a las 5:45 am con una temperatura digna del estado de Alaska, 10 grados de los F. Tenía la tarea de llevar a mis hijos a la escuela pero a las 6 con 12 minutos cuando traté de encender el auto para que se fuera calentando supe que este día iba a ser uno de esos que se recordarían por años. Vale aclarar en este punto que el auto no quiso arrancar y que recién lo logré a las 4:10 de la tarde gracias a mi amigo Alfredo, su auto y unos cables con los que me pasó corriente ¿eléctrica? (dicen que sos eléctrica, porque todo lo que tocas lo cargas). De allí en más, el día se había ido y ahora ya son las 9:59 pm. Estoy en mi casa, que no es mi casa y tengo sueño y hambre. Optaré por el primero y dejaré el segundo para el desayuno. (La soledad duele más cuando se está acompañado, extraño mi cama)